Conciencia azul...

Por:  Luis sequera.

     A diario podemos observar en estacionamientos y unidades de transporte una imagen que nos indica que te un espacio exclusivo para personas con discapacidad presentando la imagen de una silla de ruedas, sin embargo esta norma no se cumple en muchos de los casos, ya que en los estacionamientos parquean vehículos de cualquier tipo y en las unidades hasta los jóvenes ocupan los asientos asignados para personas con discapacidad.

     si por casualidad alguna persona llama la atención a cualquier otro ciudadano, sólo recibe una respuesta grosera en algunos casos, en otros por el contrario ceden el puesto al observar a la persona con discapacidad, pero esto va más allá de un color o de una situación lógica de vida, la conciencia del ciudadano pareciera no estar preparada para asumir esto, que pudiera llegar a pasarnos a cualquiera de nosotros y que por el contrario pareciera no interesarnos.

     Pero, no sólo son estas señales, sino que además es la carencia de espacios adecuados para el uso de sillas de ruedas y de unidades que puedan prestar dicho servicio.

     Se había hablado de que la llegada de los autobuses chinos cambiaría esta situación, sin embargo vemos que casi ninguno de los que tienen a su cargo el manejo de estas unidades contribuyen con las personas con discapacidad, más específicamente quienes poseen una silla de ruedas y que ven limitado su traslado de un lugar a otro. muchas veces se ven confinados en su hogar por la imposibilidad de poder ir de un lado al otro, ya que además del problema de las unidades de transporte las escaleras del metro de Caracas ya no se encuentran operativas en su mayoría, lo que dificulta aún más la movilidad de este sector de la población.

     quizás lo más increíble de todo es que cada año se planifica el mejoramiento del urbanismo y la construcción de nuevos espacios como centros comerciales y edificios de oficinas, los cuales no planifican la distribución de espacios para el libre tránsito de las sillas de ruedas y la mejor movilidad de personas con alguna discapacidad y de la tercera edad.

Ni la divisa es efectiva.

Por: Luis sequera.

     Desde mediados del año pasado el dólar se ha venido mostrando como una alternativa a la hiperinflación que vivimos en nuestro país, el gobierno, aunque consciente de todo esto se hacía de la vista gorda para no aceptar el hecho de que otras divisas manejarán parte de nuestra economía. Sin embargo esto fue creciendo de manera vertiginosa hasta hacerse pública y notoria, teniendo el gobierno que aceptarlo y a través de un decreto permitir la compra venta y pago de bienes y servicios a través de divisas extranjeras.

     A esto se suma el hecho de que debido al tráfico de efectivo, el mismo comenzó a desaparecer hasta las entidades bancarias y desde que fue decretada la pandemia las entidades bancarias no están suministrando el Bolívar necesario para la movilización de los ciudadanos creando un nuevo medio de corrupción y es la compra de la divisa, que además es pagada con 40 puntos menos de su valor por parte de los conductores de unidades de transporte público que se aprovechan de la necesidad de los usuarios.

     Para seguir sumando dificultades, no se encuentra el dólar en menudeo, es decir, no hay billetes de la moneda verde de $1, $5, ni mucho menos monedas equivalentes a centavos que puedan ayudar a paliar la situación en la adquisición de alimentos, lo que empuja a los usuarios a redondear compras que a veces son innecesarias, dejando Claro que cada día se deteriora más nuestra economía y no parece haber una solución a corto plazo.

Más allá de la vista...

  Por: Luis Sequera.

  

 En una sociedad como ésta, donde tener una discapacidad pareciese ser la excusa perfecta para no darle la oportunidad a una persona de poder demostrar su potencial laboral, sin tomar en cuenta el concepto real de discapacidad, que no es más que una disminución de capacidades y que no limita completamente la realización de cualquier trabajo que, a conciencia de quien lo realiza puede adaptar a sus capacidades.      Siempre nos dejamos llevar por la primera impresión, sin tomar en cuenta que dicha persona que va en busca de un empleo ya viene convencido de hasta dónde puede realizar dicha actividad, quedando de parte del empleador y de su personal la colaboración necesaria en el cumplimiento del trabajo. Quedando claramente establecido que el no poder cumplir con las actividades, la persona que posee la discapacidad, deberá ser responsable y manifestarlo para evitar algún inconveniente que pueda colocar en riesgo el buen desarrollo de las actividades de dicha organización.

     lo que sí es cierto es que no se debe prejuzgar a la persona que posee la discapacidad, dejando abierta la posibilidad de poder demostrar cuánto puede hacer y hasta dónde puede cumplir con dichas actividades.